Así como las olas del mar tienen un momento mágico, luego rompen y se van. Las estrellas salen sólo de noche pero en algún lugar del universo permanecen encendidas. Así como las nubes cambian, va cambiando nuestro amor. Pero en algún lugar de nuestras almas, vive una llama en la eternidad de una mirada y la simplicidad de una lágrima. Así como el viento no se ve pero se siente y existe, así es nuestro amor, presente en cada momento. Y en la imensidad del universo una lágrima vuelve a rodar para fundirse en el mar y alcanzar la magia de amar.
domingo, 9 de agosto de 2009
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